Comercio mundial de hidrógeno: ¿cuál es la mejor manera de transportar hidrógeno a largas distancias?

¿Cuál es la mejor manera de transportar hidrógeno a largas distancias? Investigadores del Oxford Institute for Energy Studies analizan esta cuestión en el informe “Global trade of hydrogen: what is the best way to transfer hydrogen over long distances?

En primer lugar, los autores apuntan que las redes globales de transporte de hidrógeno serán probablemente menos centralizadas que las redes para los actuales combustibles fósiles. Esto sucederá porque, como combustible manufacturado, el hidrógeno se puede producir de manera descentralizada en la mayoría de los países del mundo. Los principales polos no se crearán en base a la disponibilidad de materias primas, puesto que el hidrógeno es globalmente accesible, sino en base al acceso a electricidad renovable de menor coste, lo que se traducirá en hidrógeno más competitivo. En este sentido, el informe destaca que para que el hidrógeno se convierta en un producto comercializado a nivel mundial, el coste de las importaciones debe ser menor que el coste de la producción nacional.

El estudio prevé que, a diferencia del petróleo o el gas natural, el transporte de hidrógeno a largas distancias no será una tarea fácil. La licuefacción de hidrógeno es un proceso extremadamente intensivo en energía, mientras que mantener la baja temperatura requerida para fines de transporte y almacenamiento de larga distancia resulta en pérdidas de energía adicionales y costes. No obstante, los autores identifican una solución clave a esta problemática. El hidrógeno se puede transformar en múltiples portadores que tienen una mayor densidad de energía y una mayor capacidad de transporte y pueden ser potencialmente más baratos de transportar a largas distancias. Entre las sustancias identificadas como potenciales portadores de hidrógeno adecuados para el transporte marítimo destacan, según los autores, el amoníaco líquido, los llamados “portadores de hidrógeno orgánico líquido” (tolueno-metilciclohexano (MCH) en particular) y el metanol.

 Los autores concluyen resaltando que, aunque cada uno de estos combustibles tiene sus propias ventajas y ofrece un conjunto especial de beneficios, ninguno de ellos es impecable o constituye una solución perfecta para el envío de hidrógeno. No obstante, se identifica el amoníaco líquido como la sustancia más efectiva para suministrar hidrógeno a distancias transoceánicas.

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