Entre mediados del año 2014 y principios del 2016, el precio del crudo experimentó una caída en su cotización en los mercados internacionales cercana al 70%, la mayor y más persistente desde la segunda guerra mundial. A pesar de la recuperación en los niveles de precio, éste todavía se encuentra por debajo de la media del período 2011-2014. Con el ánimo de entender los fundamentos económicos que subyacen tras esta evolución, el presente estudio del Banco Mundial analiza en detalle los factores determinantes tanto desde la oferta como desde la demanda que explican el colapso acaecido en los mercados globales del crudo.
Desde mediados del año 2014, la evolución del precio del crudo en los mercados internacionales donde cotiza esta commodity experimentó una senda decreciente sin precedentes por su magnitud y duración. En pocos meses, entre junio y diciembre de 2014, los precios del petróleo experimentaron la tercera mayor depreciación semestral de los últimos 24 años poniendo fin a tres años (desde junio de 2011 a junio de 2014) de estabilidad y de precios altos, con una media situada en torno a los 105 dólares por barril. Estos tres años de estabilidad y precios altos coinciden con un periodo de suave crecimiento de la economía global y de la demanda de petróleo, dentro de un contexto general dominado por las preocupaciones en torno a las restricciones de oferta. Esta situación tuvo continuidad en el año 2015, consolidando un proceso de colapso en el precio del crudo que ha sido considerado como acontecimiento histórico en la medida que no había precedentes de caídas de esta naturaleza que no se vieran explicados por el contexto económico mundial. Con anterioridad al desplome de precios del 2014, a lo largo del periodo 1984-2013, el mercado del petróleo registró otros cinco episodios de caída con una magnitud igual o superior al 30% en seis meses. Tales episodios se produjeron coincidiendo con cambios importantes en la economía y/o los mercados mundiales del petróleo. Entre los factores explicativos que se encontraban detrás de dichos cambios se incluían el aumento del suministro y cambio en la política de la OPEP (1985-1986), recesiones en Estados Unidos (1990-1991 y 2001), la crisis asiática (1997-1998) o la propia crisis financiera mundial (2007-09).
No obstante, en esta última crisis en la evolución del precio del crudo confluyen nuevos factores explicativos y es precisamente con el ánimo de ahondar en el conocimiento de qué ha pasado, que el Banco Mundial acaba de publicar recientemente el estudio “The 2014-16 Oil Price Collapse in Retrospect: Sources and implications”. El estudio destaca la prevalencia de los factores de oferta, apuntando el aumento de la producción de petróleo no convencional (light tight oil o LTO) cuyo crecimiento ha contribuido a un descenso significativo de las importaciones de petróleo en EEUU, de forma que el porcentaje del consumo de combustibles líquidos cubierto por importaciones netas se redujo de un 60 % en 2005 a una media del 33 % en 2013. Este incremento de la producción en un contexto de precios deflacionista sólo se puede explicar a partir de significativos aumentos de eficiencia en la producción de petróleo de esquisto de EE. UU. Pero las perspectivas de suavización de la demanda también desempeñaron un papel importante.
Ante este contexto, tal como apunta el estudio, la mayoría de las economías exportadoras de petróleo aún enfrentan desafíos políticos significativos ya que sus perspectivas de crecimiento e ingresos fiscales a medio plazo se han deteriorado de forma significativa. Los niveles de precios, sin llegar a los existentes previamente al colapso, se han recuperado desde 2016, si bien es cierto que los cambios en los fundamentales precios del mercado petrolero hacen improbable un retorno a los niveles de principios de 2010, lo que indica la necesidad de reformas aceleradas, particularmente entre los exportadores de petróleo.
