COVID-19 y medio ambiente: impactos de una pandemia global

Qué sabemos sobre los efectos a corto plazo del COVID-19 en el medio ambiente? El reciente informe “COVID-19 and Europe’s environment: impacts of a global pandemic” publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente presenta una serie de lecciones aprendidas para ayudar a dar forma a la toma de decisiones en el futuro.

La pandemia está poniendo de relieve, una vez más, la naturaleza interconectada de los sistemas planetarios, desde los orígenes de las enfermedades y su relación con el entorno natural y sistemas alimentarios, hasta la mayor vulnerabilidad a las enfermedades derivadas de la desigualdad social, la mala calidad del aire, la contaminación y otros factores ambientales.

El informe pone de relieve cómo la pérdida de biodiversidad y los sistemas alimentarios intensivos aumentan la probabilidad de enfermedades. Más allá de las causas del COVID-19, en muchos países el período de bloqueo ha permitido configurar una idea sobre cómo reaccionan las especies de animales y plantas a un impacto menor de perturbaciones humanas, tanto en entornos rurales como urbanos. En este sentido, menos perturbación en áreas urbanas y remotas (menos turismo recreativo) brinda a los ecosistemas la oportunidad de recuperarse y proporciona nuevos espacios y nichos que las especies pueden ocupar. Paralelamente las áreas naturales urbanas aumentan la resiliencia de las ciudades, y ayudan a mantener el bienestar de las poblaciones urbanas, permitiendo al mismo tiempo el distanciamiento social. Así pues, se incide en la necesidad de mantener o ampliar el espacio para la naturaleza en las ciudades como actividad prioritaria en la agenda de sostenibilidad. La resiliencia social depende de un sistema de apoyo ambiental resiliente.

Además de afectar a la vida de las personas, la crisis de COVID-19 está teniendo un impacto directo en el uso de la energía y las emisiones de gases de efecto invernadero tanto en la Unión Europea como a nivel mundial. Si bien las reducciones a corto plazo en el uso de energía y las emisiones pueden hacer que los objetivos de 2020 sean alcanzables, el informe apunta que cualquier objetivo a más largo plazo requerirá de decisiones políticas que prioricen las medidas de recuperación que contribuyen significativamente a la mitigación del cambio climático. Claramente, la transición de los sistemas de energía y movilidad debe acelerarse si se quiere lograr la neutralidad climática para 2050.

Otro de los efectos a corto plazo más evidentes del confinamiento a causa del COVID-19 ha sido la mejora significativa en la calidad del aire, especialmente en algunas de las ciudades más contaminadas del mundo. Los resultados del estudio indican que, a pesar de que los niveles de calidad del aire parecen estar volviendo a los niveles casi previos al cierre en muchas partes del mundo a medida que se levantan las medidas de cierre más estrictas, este período reveló algunos de los beneficios que podrían lograrse con una reducción duradera y sostenible de la contaminación del aire. Por último, el informe resalta los cambios significativos en la producción y consumo de plásticos y en los residuos plásticos que ha ocasionado el COVID-19. La pandemia provocó un aumento repentino de la demanda mundial de equipos de protección, como máscaras, guantes, batas, desinfectante para manos en botella, etc. Esta mayor dependencia de los plásticos de un solo uso y los bajos precios del petróleo como resultado de los confinamientos tienen consecuencias negativas para el planeta

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