La sostenibilidad ambiental, uno de los pilares básicos de la política energética de la Unión Europea, requiere una reforma continua de la producción y el consumo de los recursos para reducir los daños ambientales. En este sentido, las nuevas tecnologías relacionadas con la Industria 4.0, entre ellas, el Big Data, la robótica, la simulación, el internet de las cosas, la ciberseguridad, o el cloud computing (la nube) son claros ejemplos de cómo abordar el impacto medioambiental a través de la optimización digital. El reciente estudio Digital Acceleration of Sustainability Transition: The Paradox of Push Impacts publicado en la revista Sustainability recoge la importancia de integrar los conceptos de sostenibilidad y digitalización.
En un contexto de transición hacia una nueva era digital cabe plantearse como esta puede contribuir a la sostenibilidad del sistema energético. En este sentido, el estudio elaborado por Jack Townsend y Vlad C. Coroama concluye que ambas tendencias, sostenibilidad y digitalización, representan grandes mecanismos impulsores de la innovación, factor fundamental para el crecimiento económico y competitividad de las empresas, sectores y países. De acuerdo con los autores, la gestión del cambio climático no se puede entender sin la transformación digital de múltiples sectores, especialmente en el energético, el del agua, el del transporte, el de la agricultura, o el de las finanzas. En particular, los autores sostienen que hay dos casos claros en los que las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) pueden contribuir significativamente a la sostenibilidad de un país, es el caso de la tecnología limpia (cleantech) y la económica circular (el reciclaje, el mantenimiento, la renovación y el uso compartido o la reutilización).
Dentro de este marco, la presente investigación ilustra una serie de casos en los que la digitalización y la sostenibilidad generan un conjunto de sinergias positivas para la economía. Entre ellos, se identifican nuevos agentes innovadores como start-ups que impulsan el desarrollo de software y drones para gestionar y monitorizar el rendimiento de grandes instalaciones solares y empresas disruptivas que ofrecen una desagregación de datos de los medidores inteligentes para ayudar a los propietarios de viviendas a ahorrar energía identificando hábitos y aparatos no eficientes.
Si bien es cierto que la transformación digital y el espíritu innovador van a permitir hacer frente a los grandes retos que se presentan de forma acelerada en el sector energético sostenible, de acuerdo con los autores del estudio, es necesario el despliegue de un amplio paquete de políticas públicas orientadas a fomentar la creación de start-ups en el ámbito de la economía verde inteligente. Este esfuerzo debe integrar políticas de financiación no aplicables a empresas tradicionales (business angels, sociedades de capital semilla, o plataformas de crowdfunding), políticas de apoyo al reclutamiento de capital humano con habilidades digitales y talento y, finalmente, políticas de fomento a la cooperación entre empresas start-ups líderes en tecnologías disruptivas y empresas consolidadas y con experiencia en el sector.