Como parte de la serie de informes publicados periódicamente por Funseam, para analizar los temas relacionados con la energía, el medioambiente y la sostenibilidad que son de interés general para la sociedad, se presentan en esta ocasión las principales conclusiones del World Energy Outlook (WEO) 2018 de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Mariano Marzo, se adentra en aquellas cuestiones más relevantes que se desprenden de los datos del estudio de la Agencia y aporta su visión acerca de las perspectivas de futuro para la demanda de los combustibles fósiles, así como el grado de efectividad de las diferentes políticas encaminadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, en particular de dióxido de carbono.
En esta edición 2018, el World Energy Outlook presta una especial atención a los cambios que está experimentando el sistema energético mundial, en el que las importantes mejoras en el ámbito de la eficiencia energética no impedirán que la demanda de energía crezca en los próximos años. Este crecimiento de la demanda procederá de las economías en desarrollo, especialmente las asiáticas, con India en cabeza, seguida por China. Este profundo desplazamiento del consumo hacia Asia afecta a todos los combustibles y tecnologías, así como a las inversiones energéticas. De este modo, en el escenario “Nuevas Políticas” del WEO 2018, Asia absorbe la mitad del crecimiento mundial del consumo de gas natural, el 60% del aumento en la generación eléctrica a partir de las fuentes eólica y solar fotovoltaica, más del 80% del crecimiento en el consumo de petróleo. Estos cambios en la demanda y en sus protagonistas acabarán alterando los flujos del comercio energético internacional apuntando cada vez más hacia Asia, partiendo de Oriente Medio, Rusia, Canadá, Brasil y Estados Unidos.
El WEO 2018 presenta además otras relevantes conclusiones sobre la situación energética en 2040, relacionadas con el crecimiento de la demanda energética, el grado de acceso universal a la energía, la creciente proyección de la demanda de todos los combustibles modernos y la electrificación de la matriz energética; así como la mayor necesidad de servicios de flexibilidad asociado a una creciente participación de las energías renovables en el matriz de generación eléctrica.