Nuevas tendencias en el consumo de energía en Europa

La evolución del consumo final de energía en Europa es el resultado de la combinación de diversas dimensiones climáticas, políticas, tecnológicas y ambientales que impactan de manera distinta en los sectores de la economía. El estudio Drivers of recent energy consumption trends across sectors in EU28, encargado por la Comisión Europea, la Dirección General de Energía y la Unidad de Eficiencia Energética, pone de relieve el patrón de consumo final de energía por sectores y propone una primera aproximación de las tendencias futuras a corto plazo y los esfuerzos necesarios para alcanzar los objetivos de la Unión Europea 2020.

El análisis de los datos disponibles pone de manifiesto cómo los países miembros de la Unión Europea han experimentado una ralentización del crecimiento de su demanda energética final, con unos niveles que se encuentran por debajo de los existentes en el año 2005. Sin embargo, tal como contempla el informe, el repunte en el consumo de energía que se ha producido en los últimos tres años pone en riesgo la capacidad de cumplir con los objetivos de clima y energía que la Unión Europea se ha propuesto para el año 2020. En este sentido, el estudio destaca tres dimensiones clave relacionadas con las tendencias en el consumo final de energía en los últimos años.

En primer lugar, se identifican cuestiones climatológicas detrás del aumento en el consumo de energía desde 2014. Inviernos sucesivamente más fríos y veranos más calurosos, en otras palabras, temperaturas cada vez más extremas, tienen un impacto positivo en los sectores en los que la calefacción y la refrigeración son más relevantes, como es el caso del sector residencial y el de los servicios. En segundo lugar, el informe resalta el crecimiento económico de los últimos años como determinante clave que ha impulsado el consumo de energía. Los sectores que se vieron más influenciados por este crecimiento han sido el de servicios y el de transporte y, en menor medida, el sector industrial. En tercer lugar, se enumera el impacto y la efectividad de las políticas de eficiencia energética como factor explicativo de la tendencia actual de consumo energético. Al mismo tiempo, los autores indican la dificultad de determinar la medida en que las ganancias de eficiencia han sido impulsadas por las políticas públicas y resaltan la ausencia de análisis más específico en el que poder aislar el impacto real de las mejoras de eficiencia energética en el consumo de energía.

Asimismo, dadas las características energéticas específicas de cada sector, se detecta la necesidad de avanzar hacia una evaluación de tendencias a nivel sectorial. En el sector del transporte, que representa un tercio del consumo final de energía en la Unión Europea y corresponde principalmente al transporte por carretera a partir de productos derivados del petróleo (gasolina y diésel), la introducción del vehículo eléctrico está llamado a desempeñar un rol destacado en el consumo de energía. A medio plazo, la introducción de estándares de carga, el endurecimiento de los procedimientos de prueba para vehículos de pasajeros y los entornos políticos locales y nacionales favorables para la penetración de vehículos eléctricos, entre otros factores, facilitarán la reducción del consumo de energía.

Por otro lado, la tendencia a medio plazo en el sector industrial sugiere un entorno relativamente favorable para la consecución de los objetivos de reducción en el consumo de energía, explicado en parte por una mayor aceptación de las prácticas de gestión de la energía y unas proyecciones de precios más altos del sistema de comercio de emisiones de la Unión Europea y su impacto en la competitividad económica. Finalmente, el sector de los servicios y el residencial esperan a medio plazo una acción política orientada a incrementar las tasas de renovación de edificios y a descarbonizar los sistemas de calefacción.

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