Las previsiones que la Agencia Internacional de la Energía realizó en noviembre han perdido vigencia con la crisis del COVID-19, pero las necesidades siguen siendo las mismas: el mundo necesita reducir los gases de efecto invernadero (GEI) de manera urgente y las políticas gubernamentales tienen que ser más ambiciosas para llegar a los objetivos climáticos en el 2040. Esta es la tesis que Mariano Marzo defendió en el webinar que tuvo lugar el pasado 27 de mayo, organizado por Funseam y la Fundación Repsol.
Mariano Marzo toma como base los datos que proporciona la Agencia Internacional de la Energía en su World Energy Outlook (ver informe completo), que plantea tres posibles escenarios de futuro:
- El de las políticas actuales, que son insostenibles
- El de las políticas que los gobiernos han declarado, que son insuficientes
- Y el de las políticas deseables, que son las que nos deben permitir cumplir con el objetivo de calentamiento global que emana del Acuerdo de París.
Marzo ha analizado con detalle la evolución del consumo de las distintas fuentes energéticas en cada uno de los escenarios, así como su proyección de cara a 2040. Y para lograr los resultados deseados no existe una solución única, ni simple: “El compromiso de los gobiernos en el Acuerdo de París no es suficiente, no nos lleva a conseguir los objetivos climáticos y de energía limpia que postulan el escenario sostenible que nos debe permitir un calentamiento global por debajo de los 2ºC. No hay una solución única. Todos estamos comprometidos y los consumidores podemos hacer mucho por nuestra parte.”
La crisis económica que ha traído consigo el COVID-19 puede hacer cambiar las cosas, según Marzo. Ya se ha podido observar una caída muy importante de la demanda global de electricidad y se estima que, a lo largo de 2020 la caída total será del 5%, la más grande desde la Gran Depresión. Este cambio podría acelerar de manera inesperada la necesaria Transición Energética, pero todavía está por ver cómo se comportará la economía mundial después de la crisis sanitaria. La clave es el compromiso de gobiernos, empresas y ciudadanía para conseguir estabilizar la temperatura global del planeta. La ventaja que aporta esta crisis es que se están generando nuevas oportunidades de negocio compatibles con esa necesidad.
Según Mariano Marzo, la innovación tecnológica es una de las grandes soluciones al problema y defiende que deberían dedicar gran parte de los impuestos a fomentarla: “Serán necesarias muchas tecnologías en muchos sectores para ayudar a conseguir estabilizar la temperatura global. Si no consideramos la I+D en los mercados energéticos nos estamos equivocando.”