Desde el año 2008, el sector del petróleo ha experimentado un profundo cambio fruto del rápido crecimiento en la explotación y producción americana de crudo procedente de formaciones compactas (tight oil) con incidencia sobre la evolución de los precios del petróleo y la gasolina en los mercados internacionales. Esta evolución ha permitido a los EE.UU. no únicamente reducir su dependencia exterior, sino convertirse en exportador de combustibles – tras la eliminación en 2015 de la prohibición existente sobre las exportaciones del petróleo domestico – con el consiguiente impacto en los mercados y en la economía americana y europea. CESifo, uno de los principales institutos de investigación a nivel europeo, analiza este impacto.
En 2008 se inicia un rápido ascenso de la producción de tight oil (petróleo de formaciones compactas) en EE.UU causando un resurgimiento en la industria petrolera estadounidense. Entre noviembre de 2011 y marzo del 2015 la producción de tight oil se incrementó en un 287% provocando un impacto en los precios del petróleo que representó un aumento del 6% a nivel global. Sin embargo, a principios de 2017 la producción solo se ha reducido un 15%, resistiendo en un entorno de precios bajos a los que se adaptado a través de ganancias de productividad y una política agresiva de reducción de costes.
Para entender el impacto del aumento de la producción del tight oil en el precio del petróleo hay que diferenciar el impacto sobre el precio en EE.UU y en el resto del mundo. Entre 2011 y 2015, mientras existía la prohibición a las exportaciones norteamericanas de petróleo se generó un diferencial de precios con respecto al resto del mundo. Este diferencial fue aprovechado por las refinerías norteamericanas para poder ganar competitividad en los mercados internacionales al conseguir mejores precios en la materia prima que sus competidores. Sin embargo, estos menores costes de suministro no se tradujeron en menores costes de la gasolina y el diésel en EE.UU dado que como existía el coste de oportunidad de vender fuera los productos refinados de petróleo, los precios de los derivados se formaron a nivel internacional. Por tanto, el precio de la gasolina en EE.UU se fijaba internacionalmente mientras que el precio del petróleo se fijaba a nivel nacional dada la prohibición de exportarlo. Por otro lado, el auge de la producción de tight oil no tuvo un impacto directo sobre la evolución del precio Brent que cayó por shocks positivos de oferta, expectativas negativas sobre el precio futuro que redujeron el almacenamiento y un estancamiento inesperado de la economía global. El impacto del boom de producción en EE.UU sobre los precios del Brent llegó a su máximo en 2014 con un impacto de 10$ mientras que a mediados de 2015 ya era de solamente 5$.
Finalmente, respecto al impacto en la economía de la caída de los precios del petróleo, la visión tradicional defendería que una caída inesperada del precio del petróleo favorece el crecimiento económico. No obstante, en este caso, la caída de los precios produjo una caída de la inversión del sector petrolero que compensó en términos de impacto sobre el PIB el aumento de gasto por mayor renta disponible de los consumidores. Considerando el impacto para las economías importadoras europeas éste será inferior a lo que se podría esperar por aspectos como la depreciación del euro y el estancamiento de la economía global.