La reciente aprobación del Real Decreto de innovación regulatoria en el sector eléctrico tiene una gran relevancia para acompasar la innovación regulatoria a la tecnológica. La Fundación ha analizado su potencial y situación comparando el desarrollo de energy regulatory sandboxes a nivel europeo.
Avanzar hacia una economía neutra en carbono constituye un reto mayúsculo que solo llegará a buen término con un importante esfuerzo en innovación. En concreto, el sector eléctrico requiere de tecnologías nuevas y más limpias, de un abaratamiento y mejora competitiva de las ya existentes y de un sistema inteligente y sostenible que permita crear nuevos modelos de negocio innovadores. Sin embargo, en muchos casos, las innovaciones tecnológicas van por delante de las innovaciones regulatorias. Es por lo tanto imprescindible, revisar los marcos regulatorios vigentes adaptándolos para que sean capaces de dar respuesta a los nuevos modelos de negocios asociados al desarrollo tecnológico.
Este es la línea argumental a la que apunta el Real Decreto de innovación regulatoria en el sector eléctrico aprobado en julio por el Gobierno. Acompañando a la creciente penetración de energías renovables en la generación eléctrica, se prevé un modelo más descentralizado, multidireccional y complejo, en el que la innovación no debe ser solo tecnológica sino también regulatoria. Tal como destaca el RD, para implementar los principios de la buena regulación, se debe disponer de espacios controlados de investigación e innovación para someter a prueba potenciales mejoras regulatorias en entornos acotados, conocidos como sandboxes.
Para profundizar en este aspecto, Funseam ha analizado el potencial, situación y diseño de los sandboxes en la innovación regulatoria del sector eléctrico. Según se hace constar en los Informes Funseam de 2020 y 2022 , la aplicación de sandboxes en la transición energética está relacionada con la validación de soluciones que previamente no habían sido tenido en cuenta o simplemente no eran necesarias, pero que tienen que ver con nuevos desafíos para el conjunto del sector energético. Estas son: desarrollo de servicios de flexibilidad para la operación de todo sistema eléctrico caracterizado por una creciente participación de la generación de origen renovable, reducción de los posibles impactos ambientales, acoplamiento sectorial, integración del almacenamiento energético descentralizado, gestión de las nuevas comunidades eléctricas locales, y la integración y protección de los intereses de los consumidores.
La aprobación de este Real Decreto permite probar proyectos piloto para impulsar la investigación, la innovación y la mejora regulatoria. Habilita, además, espacios controlados donde experimentar potenciales mejoras regulativas que agilicen los cambios normativos y contribuyan a que las modificaciones se ajusten mejor a las necesidades del sector.
