La política fiscal como instrumento para la transición energética

El proceso de descarbonización se puede ver lastrado por las distorsiones que introducen las actuales políticas fiscales a nivel nacional, con especial incidencia en el ámbito eléctrico. El reciente estudio Fiscal Policy for Decarbonization of Energy in Europe, elaborado por el Oxford Institute for Energy Studies (OIES), analiza las recientes experiencias de política fiscal a nivel europeo, poniendo de manifiesto que la vía impositiva es un instrumento más, a disposición de los gobiernos, que debe ser utilizado de forma eficiente y evitando posibles distorsiones en los precios finales de la energía.

El estudio elaborado por el OIES destaca el amplio consenso existente a nivel europeo a la hora de fomentar la electrificación como estrategia acertada para combatir los efectos que se derivan del cambio climático. No obstante, la política fiscal parece estar poniendo trabas al desarrollo de fuentes de generación eléctrica de bajas emisiones. Del análisis realizado se desprende cómo se ha experimentado un fuerte aumento de la carga impositiva que recae sobre la energía eléctrica con la finalidad de financiar los mecanismos de promoción a las renovables, poniendo en desventaja competitiva la electricidad respecto a otras fuentes de energía. Por tanto, se expone la necesidad de pensar en sistemas alternativos para financiar el coste extra que suponen las renovables y la I+D en tecnologías de bajas emisiones, para lo que se propone el uso de figuras tributarias impositivas de carácter general (IVA, IRPF).

Otra conclusión a la que llega el estudio es la necesidad de introducir un impuesto sobre las externalidades negativas que causan los combustibles fósiles. En concreto, conseguir que los combustibles (tanto gasolina como diésel) y el gas natural afronten la misma carga fiscal por su contribución al cambio climático que está afrontado la electricidad. Además, esta carga impositiva debería ser similar al coste social que producen estas externalidades. Este punto reviste una gran importancia según el OIES, en la medida que mientras que el gas o la electricidad han visto aumentada de forma significativa su carga fiscal, la del resto de combustibles a nivel europeo apenas la ha experimentado desde el año 2000. En segundo lugar, porque esto afecta directamente al proceso de descarbonización de dos sectores clave como son los hogares y el transporte.

El estudio considera que la electrificación del transporte y los hogares es una estrategia clave para la descarbonización, pero no la única. En este sentido, defiende que cada país debe escoger su camino hacia una economía baja en emisiones en función de sus características, su situación de partida, la disponibilidad de redes, las preferencias de los consumidores… La política fiscal debe, en este caso, ayudar a revelar cuáles son las mejores opciones disponibles para conseguir este objetivo. Se escoja el camino que se escoja para conseguir la descarbonización, se debe asegurar que la política fiscal no acabe introduciendo distorsiones que innecesariamente incrementen su coste. También será crítico que los consumidores reciban las correctas señales de precios, dado que a nivel europeo se les sitúa en el centro de este proceso de transición energética.

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