La política de promoción de la energía renovable en España y el Reino Unido: un análisis comparado

La necesidad de incrementar la participación de las energías renovables en nuestro mix energético ha conllevado la definición de una estrategia energética común a nivel europeo en la lucha contra el cambio climático y la mitigación de nuestra dependencia energética exterior en aras de una mayor seguridad de suministro. Sin embargo, las distintas hojas de ruta definidas por la Unión Europea para alcanzar los objetivos propuestos para los próximos horizontes no establecen un sistema de apoyo a la electricidad procedente de fuentes de energía renovable común a todos los países. El reciente estudio de las autoras Cristina Peñasco y Laura Díaz-Anadón contextualiza el sistema español y británico de apoyo a las energías renovables, teniendo en cuenta la evolución y las características de los mecanismos utilizados por cada país, así como la evaluación de los resultados asociados a dichas políticas públicas.

En los últimos años, cada país miembro ha diseñado e implementado distintos mecanismos de apoyo a las energías renovables en función de sus propias características internas. Es por ello que la transición a un sistema de electricidad con bajas emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y alta presencia de energías renovables ha experimentado diferencias significativas entre los países miembros de la Unión Europea.

Dos ejemplos paradigmáticos de estas diferencias los encontramos en la experiencia de España y el Reino Unido, tal como pone de manifiesto el reciente trabajo realizado por las investigadoras Cristina Peñasco y Laura Díaz-Anadón y publicado en Papeles de Energía. Las autoras resaltan que mientras la política energética española se ha caracterizado por basar su política de promoción de las energías renovables en el ámbito eléctrico, durante más de quince años, en un único instrumento económico de apoyo a las energías limpias (los pagos de primas a los productores), el gobierno británico ha seguido una estrategia completamente distinta y ha desplegado por una amplia gama de instrumentos de mercado a lo largo del tiempo (subastas, certificados verdes negociables, feed-in tariffs, contratos por diferencias y mecanismos impositivos). Asimismo, a diferencia del Reino Unido que ha apostado firmemente por la creación de instituciones públicas y mecanismos de financiación de la I+D en energías renovables, España no ha llevado a cabo ningún apoyo institucional relevante para el fomento de la I+D. En parte debido a la crisis económica, España no ha utilizado ni la financiación directa, ni la creación de organizaciones de investigación ni el establecimiento de alianzas público-privadas.

A través de una metodología basada en una diversidad de indicadores que recogen aspectos tecnológicos, ambientales, de competitividad y socioeconómicos, este estudio señala que las principales diferencias entre ambos países en términos de capacidad instalada, generación mixta y cartera de patentes vienen explicadas por la utilización de distintas políticas públicas y contextos geográficos e industriales de partida heterogéneos.

Después de más de dos décadas impulsando el uso de energía renovable para la generación de electricidad a través de estudios como éste, los responsables políticos tienen cada vez más información sobre los impactos que generan los distintos instrumentos de apoyo a las energías limpias en contextos geográficos y sectoriales particulares. Así pues, el informe concluye indicando que la forma y velocidad del desarrollo y la difusión futura de las tecnologías renovables recae en aprender de la historia en combinación con un enfoque experimental de la política pública.

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