La Comisión Europea desarrolla un modelo para orientar la geolocalización óptima de la producción de hidrógeno entre los Estados miembros, incluida la posibilidad de comerciar con hidrógeno y reducir los costes del sistema energético a nivel comunitario.
En el contexto de la neutralidad de carbono, se espera que el hidrógeno aumente en importancia actuando como portador de energía o como materia prima para la producción de otros combustibles sintéticos más complejos o para proporcionar medios de almacenamiento. Para determinar la geolocalización óptima de las instalaciones de producción y almacenamiento, el modelo cuenta con una serie de parámetros. Entre ellos, la proximidad a los recursos utilizados como materia prima (especialmente la disponibilidad de fuentes de energía renovables), las posibles economías de escala, la resiliencia a las congestiones e interrupciones en el suministro, la posibilidad de usar la infraestructura gasística existente y la estructura de las cadenas de licuefacción-transporte-gasificación-abastecimiento de combustible en el contexto de la red logística existente.
El nuevo modelo representa una mejora significativa ya que permite estimar la producción del hidrógeno, el suministro interno, las importaciones netas, así como la división entre los requisitos de transporte terrestre y marítimo en términos de capacidad y uso. El modelo también calcula los costes para el sistema de suministro de hidrógeno, así como los costes adicionales del sistema de suministro de electricidad. El modelo es capaz de producir resultados sobre los flujos de hidrógeno entre países. Por ejemplo, países con un potencial limitado de energías renovables, como Alemania o Bélgica, se prevé que importarán hidrógeno, mientras que países con mayor potencial y capacidad instalada, como Francia o España, producirán y exportarán hidrógeno. El modelo estima que en 2030 y en 2050, España producirá un 115% y un 155% respectivamente de sus necesidades internas de hidrógeno. Con el comercio transfronterizo de electricidad, la optimización del comercio de hidrógeno conduce a un ahorro global de costes para todo el sistema energético que oscila entre el 0,5% y el 0,6% acumulativo en el período de tiempo 2020-2050 (alrededor de 330 o 335 mil millones de euros).