¿El marco regulatorio actual de la UE promueve el desarrollo del gas descarbonizado?

La publicación “Can the current EU regulatory framework deliver decarbonisation of gas?”, del Oxford Institute for Energy Studies aborda los desafíos regulatorios a los que se enfrenta la industria del gas natural durante la transición hacia una economía neutra en carbono en 2050.

En 2018, el gas natural representó el 24% del consumo de energía final de la Unión Europea. Por segmentos, en el caso industrial, su peso fue del 32%, del 31% el comercial y del 36% el segmento residencial.

En un contexto de preocupación por la senda de descarbonización, cabe plantearse si el marco regulatorio es el más propicio para la consecución de este objetivo climático. El marco actual fue diseñado para abordar los factores que obstaculizan la competencia, un problema diferente al de la descarbonización. En este sentido, el informe apunta la necesidad de una comprensión más clara de los problemas regulatorios generales, la priorización de objetivos y un análisis más estratégico de la forma en que se requiere la descarbonización. Las evidencias apuntan a que la futura política de la Unión Europea debe incluir la adaptación de la regulación existente para permitir la descarbonización del gas, la regulación de las emisiones de metano y una estrategia para una integración inteligente entre el gas y la electricidad.

A nivel regional, el papel del gas en la descarbonización del sistema energético supondrá una actuación heterogénea entre los Estados ya que, en los mayores mercados de gas natural por volumen, su participación en el suministro de energía primaria oscila entre el 42% para los Países Bajos, el 39% para Italia y el Reino Unido, el 24% para Alemania y el 15% para Francia.

Tal como apunta el informe, el nuevo escenario requiere una reconsideración sustancial sobre cómo se regula la industria del gas, tanto para permitir la transición de la situación actual en la que el gas natural juega un papel importante en la combinación de energía, como el marco a largo plazo para los gases con bajo contenido de carbono. Si bien muchos estudios han demostrado cómo el uso de gases con bajo contenido de carbono puede ayudar a cumplir los objetivos de descarbonización, los autores afirman que la regulación futura del gas no está clara.

El enfoque de los autores pone de manifiesto la necesidad de mucho más trabajo para lograr tecnologías neutrales en carbono, pero hay poco tiempo, dada la magnitud de las inversiones requeridas y el ajustado plazo de 2050. Todo esto implica que la dimensión del desafío es muy diferente al que se enfrentaba el sector al liberalizar los mercados del gas, pero aún así, no se puede ignorar dado el papel que juegan los gases en la economía actual.

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