La Comisión Europea presenta en su informe “Gathering data on EU competitiveness on selected clean energy technologies” una amplia visión sobre el nivel de competitividad de un conjunto de tecnologías y soluciones verdes esenciales para lograr la transición hacia una economía sostenible.
Mejorar la competitividad económica a través del desarrollo de las tecnologías y soluciones de energía limpia es una de las acciones básicas dentro de los paquetes de estímulo y recuperación que se están impulsando desde Bruselas. Para que esto sea posible, el primer requisito consiste en evaluar el progreso de las tecnologías de energía limpia y baja en carbono de la Unión Europea y su competitividad actual en los mercados. Para ello, el informe apunta que se deben considerar distintos elementos: desde los costes de estas tecnologías y su grado de madurez, los mercados (volumen de negocios empresarial, exportaciones, componentes estratégicos de la cadena de valor) hasta las cifras de empleo que generan.
Dado un contexto de recuperación económica, la investigación presta especial atención a aquellas tecnologías y soluciones para las que se espera que se acelere el despliegue en función de las prioridades de las políticas actuales. En concreto, se analizan siete tecnologías limpias agrupadas en cuatro subcategorías en función del tamaño del mercado pronosticado y el crecimiento de mercado esperado.
1) Las tecnologías tradicionales y maduras de energía renovable, como la energía solar fotovoltaica, la eólica terrestre y la eólica marina, que tienen una propuesta de hardware más sólida y muestran tamaños de mercado sustancialmente más grandes pero tasas de crecimiento limitadas por debajo del 10%.
2) Las tecnologías digitales emergentes, incluida la gestión de la energía y la gestión de la red que se caracterizan por mostrar tamaños de mercado pequeños, así como perspectivas de crecimiento más sólidas.
3) La tecnología de corriente continua de alto voltaje que representa una cuota pequeña de mercado y un bajo crecimiento.
4) Las tecnologías oceánicas, incluidas las de olas y mareas; para estas tecnologías menos maduras hasta ahora no se ha desarrollado un mercado comercial adecuado.
De acuerdo con los resultados del informe, en términos de competitividad no existe un mercado en el que la Unión Europea se represente como específicamente débil o dominante. Los autores apuntan a que la competitividad y la posición de las empresas varía en función de los segmentos específicos de la cadena de valor considerados y de las características específicas del mercado. En términos de empleo, la energía eólica marina, terrestre y solar fotovoltaica tienen una mayor capacidad de generación de empleo directo e indirecto. Por último, respecto a los niveles de I+D, se observa que las inversiones privadas en investigación e innovación superan sustancialmente las inversiones públicas en los mercados tradicionales y más establecidos de las energías renovables. En cambio, las tecnologías restantes reciben cantidades bastante similares de inversiones públicas y privadas.