Cómo gestionar la descarbonización en el sector eléctrico: la experiencia del Reino Unido y España

En los últimos treinta años el sector energético se ha visto sometido a profundos procesos de transformación. Si inicialmente fue la liberalización, ahora el reto es la descarbonización de nuestra economía, desafío que sin duda conlleva parejo importantes cambios a nivel de gobernanza, de naturaleza técnica y económica, no existiendo una única solución para todos los países. A partir de la experiencia de España y Reino Unido, el Oxford Institute for Energy Studies analiza los retos existentes, posibles soluciones y dificultades encontradas.

El sector eléctrico evolucionó muy paulatinamente hasta los años 90 cuando se inició el proceso de liberalización en algunos países pioneros, que posteriormente se extendió a nivel global. Sin aún tiempo para digerir el gran cambio que supuso la liberalización del mercado eléctrico, el sector se enfrenta a una nueva época liderada por la descarbonización y el rápido desarrollo tecnológico. Sin embargo, los gobiernos no se han planteado si la descarbonización y la liberalización pueden ir de la mano o se encuentran en conflicto.

Este estudio analiza cómo están dando respuesta a los retos que plantea esta nueva era dos países paradigmáticos dentro de Europa como son el Reino Unido y España. Respecto a las instituciones y la gobernanza, el Reino Unido parece haber encontrado el camino correcto a través de la ley de cambio climático que le permite aislar el proceso de descarbonización de los vaivenes políticos, lo que le ha reportado excelentes resultados con una reducción de las emisiones del 40%. Respecto al regulador, mientras en el Reino Unido se le asignan mayores responsabilidades en España parece que no goza de gran influencia sobre las decisiones políticas.

Por otro lado, en términos de coste de la descarbonización, el Reino Unido ha aplicado mecanismos para su contención mientras que España ha tenido problemas por el avance incontrolado de los costes que han puesto en dificultades la inversión. En este sentido, para evitar el impacto de estos sobrecostes sobre los consumidores, en España se ha ejercido cierta intervención sobre los precios que ha dado lugar al déficit de tarifa. El Reino Unido, por su parte, ha sido reacio a la intervención sobre los precios. El último aspecto referente al coste es el impacto en el precio final que tienen las políticas públicas y su grado de transparencia para el consumidor. En este sentido, el Reino Unido vuelve a destacar dejando claro cuál es el volumen que se carga a los consumidores de electricidad, aunque no se identifica claramente en la factura. En el caso español, sí se pretende identificar en la factura, pero está mezclado con otros impuestos y gastos que no persiguen la descarbonización.

En lo que atañe a las redes, el Reino Unido ha desarrollado una regulación que fomenta la innovación orientada a aumentar la flexibilidad adaptada al nuevo escenario de descarbonización. España tiene un modelo regulatorio para las redes menos desarrollado y todavía basado en la tasa de retorno. Otro elemento clave para la descarbonización en el ámbito de las redes serán las interconexiones internacionales. Ambos países tienen un nivel de desarrollo escaso, no obstante, mientras el Reino Unido ha adoptado un sistema híbrido entre regulación y mercado, en el caso español todavía sigue bajo el enfoque regulatorio dado su carácter de monopolio natural.

Por último, España ha hecho los deberes en la promoción de instalación de renovables. Sin embargo, en los ámbitos de la generación distribuida y la respuesta de la demanda el avance ha sido escaso, exigiendo una revisión a futuro.

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