Millones de hogares europeos no pueden pagar las facturas de la energía. Este es uno de los principales datos que arroja la reciente publicación del “Observatorio Europeo de Pobreza Energética”. Este informe anual aborda los principales aspectos de la pobreza energética para cada uno de los distintos Estados Miembros a través de una serie de indicadores robustos, así como las políticas nacionales implementadas para luchar contra esta problemática.
De acuerdo con el Observatorio, en términos generales, la pobreza energética es una forma distinta de pobreza asociada a una serie de consecuencias adversas para la salud y el bienestar de las personas debido a las bajas temperaturas y agravada por un nivel de ingresos insuficiente. Con el objetivo principal de generar transformaciones en el conocimiento sobre la pobreza energética en Europa, el Observatorio se encarga de cuantificar el nivel de pobreza energética en Europa a través de una serie de indicadores.
Dado que la pobreza energética presenta una faceta multidimensional, el enfoque seguido desde el Observatorio se basa en la disposición de un conjunto de indicadores que deben ser vistos y utilizados en combinación, en la medida en que cada uno captura un aspecto diferente del fenómeno. A su vez, estos indicadores se clasifican en dos grandes grupos: objetivos (basados en la medición de ciertos parámetros) o subjetivos (relacionados con la percepción de los hogares).
La pobreza energética en Europa tiene un carácter heterogéneo, ahora bien, si nos adentramos en el caso español, el informe destaca que en 2018, el 9,1% de la población manifestó no poder mantener adecuadamente la temperatura del hogar frente al 7,3% de la media europea. De manera similar, el 7,2% no pudo pagar sus facturas de servicios a tiempo debido a dificultades financieras; cifra también superior a la registrada por la media europea (6,6%).
Por otro lado, cuando se tienen en cuenta los indicadores objetivos basados en el gasto, la fotografía de la pobreza energética en España respecto a la Unión Europea mejora ligeramente. La parte de hogares españoles que destinan gran cantidad de sus ingresos a satisfacer el gasto energético es del 14,2%, porcentaje inferior al promedio de la Unión Europea (16,2%). Asimismo, si se tiene en cuenta la pobreza energética escondida, medida como el porcentaje de los hogares cuyo gasto energético absoluto es inferior a la mitad de la mediana nacional, un 13% de los hogares podrían estar restringiendo su gasto de energía por debajo de lo necesario para satisfacer sus necesidades, frente al 14,6 de la media europea.
La principal medida para abordar la pobreza energética en España ha sido el bono social de electricidad que se implementó por primera vez en 2009; a partir de entonces se han implementado diversas reformas con el propósito último de orientarse mejor al consumidor vulnerable energético y a sus necesidades. El punto de inflexión en el fenómeno de la pobreza energética en el territorio español fue la aprobación, en marzo de 2019, de la Estrategia Nacional contra la Pobreza energética 2019-2024E. Actualmente, inmersos en una nueva crisis económica, el gran reto pasa por transponer las 19 medidas descritas en la Estrategia en planes operativos y ejecutables. Únicamente el paso del tiempo podrá dar cuenta del grado de implementación de las medidas y su impacto entre los hogares vulnerables españoles.