Posicionar a Alemania en una economía internacional del hidrógeno

El artículo publicado en la revista Energy Strategy Reviews proporciona una revisión detallada de la política alemana para el desarrollo de una economía global del hidrógeno renovable, planteando si está preparada para liderar la economía del hidrógeno.

Alemania, el principal fabricante de bienes industriales de la UE, está implementando una ambiciosa estrategia de hidrógeno para posicionarse como proveedor líder de tecnología e importador de hidrógeno verde. Este esfuerzo es crucial tanto para la visión europea de neutralidad climática como para el desarrollo de una economía global emergente del hidrógeno. Los investigadores nos recuerdan que el país se ha comprometido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 65% para 2030, un 88% para 2040 y alcanzar la neutralidad climática para 2045, siendo el hidrógeno la tecnología clave que deberá reducir las emisiones en sectores complejos como la industria, la aviación y el transporte marítimo.

A través de una revisión exhaustiva de documentos de políticas y entrevistas con funcionarios gubernamentales, el estudio señala que Alemania, un país caracterizado por bajos niveles de potencial de energía renovable, esté adoptando un enfoque tan activista respecto del hidrógeno. De hecho, se observa que el país germánico está aprovechando su debilidad en términos de recursos energéticos renovables para desarrollar una gran huella de hidrógeno a nivel internacional. Esto contrasta marcadamente no sólo con su vecina europea, Francia, sino también con Estados Unidos y China.

Está claro que Alemania es líder en términos del alcance geográfico de sus actividades, con la ambición de dar forma a un mercado mundial del hidrógeno en lugar de limitarse a establecer una economía nacional del hidrógeno con relaciones de suministro regionales. Al mismo tiempo, el enfoque de Alemania en el hidrógeno verde, junto con su relativa falta de compromiso político hasta el momento para abordar cuestiones de sostenibilidad, reduce su capacidad para dar forma activamente a las reglas más amplias de participación en el sector.

Asimismo, dada su capacidad limitada para la producción nacional de hidrógeno verde, los autores insisten en que también puede limitar su acceso al hidrógeno en las primeras etapas del mercado y, por lo tanto, colocarla en desventaja a la hora de establecer segmentos posteriores de la cadena de suministro. Sin embargo, a más largo plazo, puede resultar una ventaja, ya que las inversiones en hidrógeno azul pueden resultar un pasivo a medida que los países buscan alcanzar objetivos de neutralidad climática para mediados de siglo.

Finalmente, desde una perspectiva más amplia, se aprecia que la diversidad de estrategias gubernamentales, con Alemania como un ejemplo destacado, aumenta la incertidumbre para los inversores y puede desalentar las inversiones necesarias para un rápido aumento del suministro de hidrógeno. Sin embargo, también ofrece espacio para la innovación y la experimentación en la economía del hidrógeno. La evolución de la postura de Alemania sobre el hidrógeno azul demuestra que sus políticas responden a los cambios en el panorama político global, lo que indica que da pasos hacia la convergencia de políticas.

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