El informe “Preparing for the next winter: Europe’s gas outlook for 2023”, publicado por el think tank europeo Bruegel, reflexiona sobre el equilibrio entre la oferta y la demanda de gas de Europa antes del próximo invierno 2023-24.
Hasta el momento la crisis energética se ha abordado con tomas de decisiones rápidas, los autores apuntan la necesidad de adelantarse y prestar especial atención a la planificación para el próximo invierno. Para ello exploran diferentes escenarios, teniendo en cuenta los volúmenes de gas que la UE recibe de Rusia, las previsiones climatológicas y la situación en los mercados de energía.
Los resultados de la investigación muestran las áreas prioritarias en las que deben seguir actuando los responsables de las políticas públicas. En primer lugar, apuntan a la necesidad de instalación y entrada en funcionamiento de las unidades flotantes de almacenamiento y regasificación de gas natural licuado (GNL) de acuerdo con los plazos comprometidos. Asimismo, se debe seguir asegurando el gas importado, principalmente GNL.
Otra de las áreas clave identificadas pasa porque la UE continúe reduciendo la demanda hasta octubre de 2023. Tal como recuerdan los autores, tiene que seguir los esfuerzos para garantizar que la reducción de la demanda sea estructural y no de carácter puntual. Más allá del despliegue de energías renovables, la electrificación de la calefacción y la eficiencia energética como mecanismos para reducir la carga de la demanda industrial, la investigación revela que las campañas de los gobiernos deben seguir informando a los ciudadanos sobre la importancia de ahorrar energía y cómo hacerlo con el menor impacto posible en el bienestar de los hogares.
Finalmente, los autores afirman que, a pesar de todo el análisis del éxito de la UE en la transición del gas ruso, todavía no existen sanciones a nivel de la UE sobre los suministros de gas de Rusia. Por lo tanto, se apunta a que la UE necesita implementar rápidamente una herramienta de política conjunta, como sanciones o compras conjuntas, para desactivar el riesgo derivado del uso de la energía como arma de guerra y anticipar cualquier movimiento futuro de Rusia.