El sector agrario y ganadero están impulsando un cambio en el paradigma energético

Funseam y Fundación Repsol celebraron el día 29 de septiembre la segunda sesión del Ciclo de Economía Circular, enfocado en el ámbito rural, en la que se presentaron proyectos que nacen de la inquietud y el interés del sector primario por cumplir con las normativas medioambientales.

Joan Batalla, director general de Funseam, señaló la necesidad de conocer las oportunidades que ofrece el sector primario: “las soluciones de bioeconomía circular pueden redundar en una reducción de sus impactos medioambientales y un ingreso económico”.

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), que representa a más de 150.000 agricultores y ganaderos en España abrió la sesión. Jaume Bernis, responsable de su ejecutiva nacional, puso de relieve que la industria ganadera es la primera interesada en gestionar correctamente los residuos: “inicialmente las soluciones circulares se veían como una solución a la problemática de las deyecciones ganaderas, pero se han convertido, además, en una oportunidad económica”. Por eso hay que desarrollar nuevas tecnologías de gestión y tratamiento: “la potencialidad de la bioeconomía se da tanto a pequeña como gran escala, mediante la generación de productos de alto valor añadido, como fertilizantes orgánicos, bioenergía o biomateriales. De este modo, se mejora el aprovechamiento de los nutrientes, se disminuyen las emisiones contaminantes y se reduce el uso de fertilizantes inorgánicos. El resultado es un ahorro económico y ambiental.”

Como muestra de esta nueva realidad, Bernis presentó el proyecto BioHub, una planta de compostaje que trata las deyecciones de animales para convertirlas en abono orgánico. La han puesto en marcha un grupo de 150 familias ganaderas de Alcarrás (Lérida) y cada año tratan 27.000 toneladas de excrementos, básicamente de origen vacuno, con una parte de purines sólidos de porcino. Mezclados con restos de poda y árboles frutales producen un abono orgánico mucho más competitivo que el químico.

A continuación, durante la mesa redonda, Irene Rodríguez Álvarez, responsable de Sostenibilidad de Vestas Mediterranean, fabricante eólico líder con 154 GW instalados en todo el mundo, presentó la estrategia de sostenibilidad del grupo danés. En su intervención destacó que su estrategia pasa por “incorporar la sostenibilidad en todo lo que hacemos”. Eso incluye un ambicioso plan de circularidad que aspira, entre otros objetivos, al ecodiseño de un aerogenerador 100% circular, hecho de componentes fácilmente reciclables. La empresa persigue “ser parte de la solución en el sector eólico de forma que no se generen residuos cuando finalice su vida útil reincorporando los diferentes componentes al ciclo productivo. Una visión que no se tenía cuando se instalaron los primeros aerogeneradores”.

Vestas apuesta por reducir o eliminar el impacto negativo medioambiental y social y maximizar el valor que aportan sus productos y servicios. El objetivo es alcanzar la neutralidad en carbono en el año 2030, considerando tanto las emisiones directas e indirectas como las de alcance 3, que incluyen todas las demás emisiones indirectas que se producen en la cadena de valor de la empresa.

Vicente Bernal, senior scientist del Repsol Technology Lab, destacó la apuesta del grupo Repsol por la sostenibilidad y para alcanzar las emisiones netas cero en 2050. La compañía ha reorientado su estrategia para pasar de un modelo basado en la utilización de recursos fósiles a la introducción de residuos de diverso tipo (plásticos y orgánicos), el desplazamiento paulatino de gas natural por biogás y la producción y consumo de energía eléctrica renovable.

Desde una perspectiva tecnológica, Bernal apuntó que “en el corto plazo esta transformación se basa en tecnologías de elevado TRL, pero a más largo plazo requiere el desarrollo de nuevas tecnologías”. Con esta perspectiva de largo plazo, puso el acento en proyectos de enorme potencial, pero no lo suficientemente maduros desde el punto de vista tecnológico. Son proyectos centrados en la valorización de los residuos orgánicos procedentes de residuos agroganaderos (residuos lignocelulósicos, purines y estiércol) y en las nuevas rutas tecnológicas para la producción y almacenamiento de hidrógeno alternativas a los procesos de electrolisis.

CircRural4.0, el último proyecto que se presentó en esta jornada está centrando en el ámbito del agua y su tratamiento. Enrique Aymerich es investigador y director de la división Agua & Salud del CEIT, un centro tecnológico de referencia, creado por iniciativa de la Universidad de Navarra, para llevar a cabo proyectos industriales de investigación en estrecha colaboración con los departamentos de I+D de las empresas. En su intervención presentó este proyecto, enfocado al tratamiento de las aguas residuales en las zonas rurales.

Según Aymerich, en las ciudades, las grandes depuradoras ya empiezan a aplicar conceptos de economía circular para recuperar nutrientes como el nitrógeno y el fósforo de las aguas residuales y la optimizar el consumo energético derivado del tratamiento. Pero en el mundo rural, “donde la depuración del agua tiene lugar de forma muy fragmentada y en instalaciones relativamente pequeñas, es necesario desarrollar nuevas soluciones tecnológicas que sean económicamente viables”.

El proyecto CircRural4.0 ha sido financiado con fondos comunitarios y “aporta soluciones que permiten una gestión sostenible de los fangos urbanos y de los residuos agroalimentarios, que permiten gestionar el agua residual en las zonas rurales bajo el paradigma de la economía circular”.

La periodista María José Gómez-Serranillos, redactora especializada en start ups y emprendimiento del periódico Expansión moderó la sesión.

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