El artículo “The hydrogen economy: A pragmatic path forward”, publicado en la revista Joule, examina el panorama actual de las tecnologías y políticas del hidrógeno y propone una serie de recomendaciones para aprovechar al máximo el potencial del hidrógeno.
El equipo internacional dirigido por investigadores del Imperial College de Londres ponen de manifiesto que no se debe priorizar una sola tecnología de hidrógeno, sino que es necesario optimizar la producción, distribución y uso del hidrógeno.
Los investigadores resaltan que tanto la producción de hidrógeno azul como la verde tienen sus inconvenientes. Por un lado, la extracción de gas natural y el transporte de hidrógeno azul presentan fugas de metano que pueden escapar a la atmósfera mientras que la producción de hidrógeno verde requiere el uso de metales raros que no se encuentran en abundancia. Ahora bien, la investigación enfatiza que los inconvenientes del hidrógeno azul y verde tienen posibles soluciones. Para ello, se apunta a la regulación como herramienta para minimizar las emisiones a lo largo de la cadena de suministro de gas natural y garantizar que se capture la máxima cantidad posible de emisiones de CO2 en el punto de producción de hidrógeno. De manera similar, el proceso para dividir el agua se puede adaptar para reducir el uso de materiales raros.
Por sectores de actuación, los autores argumentan que las aplicaciones en el campo de la aviación, transporte de mercancías por carretera y transporte marítimo son actividades inherentemente internacionales, y su descarbonización requeriría una coordinación explícita entre las naciones. Por el contrario, los vehículos de pasajeros son más fáciles, tanto por el aumento en la disponibilidad de vehículos eléctricos como porque las jurisdicciones individuales pueden desarrollar su posicionamiento de forma independiente, por ejemplo, a través de prohibiciones de venta de nuevos vehículos de combustibles fósiles. En suma, lo que todos estos sectores tienen en común, según los investigadores, es que el hidrógeno puede jugar un papel importante en su descarbonización.
La investigación concluye resaltando que la clave para aprovechar al máximo el potencial del hidrógeno es a partir de las diferentes tecnologías bajas en carbono. De modo que recomiendan que todos los caminos, incluidos el azul y el verde, se exploren y avancen juntos.
