¿Qué potencial tiene el hidrógeno para nuestra economía? En este informe de la Florence School of Regulation se aborda el futuro de la producción de hidrógeno en los horizontes temporales 2030 y 2050 y se identifican aquellas tecnologías de producción y los costes subyacentes para producir hidrógeno más limpio, capaz de sustituir el hidrogeno más sucio.
Para poder definir de forma precisa el potencial de la producción de hidrógeno como fuente energética, los autores separan dos grupos diferenciados, los hidrógenos “sucios”, conocidos por ser responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero de los hidrógenos “limpios”, que no emiten este tipo de gases o lo hacen de forma mínima.
La transición del hidrógeno “sucio” al “limpio”, requiere cambiar la forma en la que se produce ya que, hasta ahora, el hidrógeno sucio se ha producido fácilmente mediante el uso de combustibles fósiles, con altas emisiones de gases de efecto invernadero. En este sentido, el informe apuesta por un aumento de los procesos de producción innovadores como fuente de mejora en la aplicación del hidrógeno a supuestos cuyo desempeño a fecha de hoy no es el óptimo. Lo cierto es que la descarbonización de la producción de hidrógeno implica que las dos tecnologías existentes que producen hidrógenos sucios y baratos sean sometidas a un cambio radical o sustituidas por completo. Este cambio representa un gran desafío, ya que la producción de este tipo de hidrógenos sigue siendo dominante. Sumado a lo anterior, los autores ponen de relieve el hecho de que existen pocos competidores maduros, siendo la mayoría meras propuestas de investigadores que no han demostrado todavía cómo ser suficientemente limpios y baratos.
Para el horizonte próximo de 2030 destacan dos posibilidades para una producción limpia; electrolizadores alimentados de agua y electricidad limpia y la reducción de metano a vapor mediante la captura y almacenamiento de carbono. La primera opción destaca como más limpia y madura, pudiendo acaparar una mayor cuota de mercado mediante precios de electricidad renovable más bajos, mayor eficiencia y mayores factores de horas de carga total. Por otro lado, la reducción de metano a vapor se estima que puede ser competitiva en precios, siempre y cuando la infraestructura de almacenamiento y transporte de CO2 se construya a un precio aceptable.
Finalmente, en cuanto a 2050, los autores distinguen tres tecnologías: electrolizadores alimentados de agua y electricidad limpia, reducción de metano a vapor alimentado con biometano y pirolisis de metano con captura y utilización de carbono. En el informe se advierte del carácter extremadamente hipotético de los resultados para 2050, aunque señalan que tecnologías ya maduras como es el caso de los electrolizadores tienen el potencial para convertirse en referentes en las economías climáticamente neutras del futuro.