El informe publicado por la Comisión Europea critica el enfoque ocupacional utilizado ampliamente para medir el empleo verde.
La transición ecológica está transformando los mercados laborales al genera nuevas demandas cualificaciones, cambios en la naturaleza de los empleos existentes y una mayor influencia en el empleo de todos los sectores. Sin embargo, resulta difícil medir con precisión este impacto.
El enfoque ocupacional constituye el marco de referencia más utilizado para estimar el empleo verde entre investigadores, responsables políticos e instituciones académicas y gubernamentales. Este enfoque clasifica los empleos como “verdes” basándose en títulos ocupacionales y medidas basadas en tareas. Sin embargo, los investigadores consideran que esta metodología presenta serias limitaciones que reducen su utilidad para cumplir con el objetivo de evaluar los efectos de la transición verde en el mercado laboral. Este documento evalúa críticamente el enfoque ocupacional, destacando sus deficiencias conceptuales, metodológicas y empíricas.
Respecto a las deficiencias conceptuales, el informe señala que la definición basada en ocupaciones conduce a falsos positivos, clasificando erróneamente ciertos empleos no ecológicos como ecológicos, así como también a falsos negativos, excluyendo a trabajadores que contribuyen significativamente a la transición ecológica, pero no cumplen con los requerimientos conceptuales. En particular, los investigadores expresan que es erróneo considerar a los trabajadores con determinados títulos profesionales como intrínsecamente ecológicos. Lo apropiado sería medir efectivamente si su trabajo contribuye a una producción beneficiosa para el medio ambiente o a la transición ecológica. El trabajo en sí mismo no es intrínsecamente verde; lo que lo convierte en verde es su contribución a productos o procesos que sí lo son.
El informe de la Comisión Europea también encuentra limitaciones metodológicas vinculadas a clasificaciones arbitrarias, marcos anticuados e hipótesis erróneas sobre la estabilidad laboral. En la misma línea, el enfoque ocupacional no contempla que la transición ecológica reconfigura continuamente los roles laborales, sino que supone que la composición de las tareas permanece constante a lo largo del tiempo. Además, la comparación a nivel países es compleja ya que los métodos de agregación incoherentes introducen más errores de medición.
Al aplicar esta metodología en 24 países europeos entre 2011 y 2022, no se observa creación neta de empleos verdes, y la correlación entre empleos ecológicos y los indicadores medioambientales es inexistente. Esto sugiere que el enfoque ocupacional no captura la complejidad del impacto de la transición verde en el empleo.
No obstante, se sugiere que el enfoque ocupacional puede ser útil para identificar ocupaciones cuyo contenido, ya sea en términos de tareas requeridas o de competencias disponibles, sea relevante para la transición hacia el empleo verde. Es decir, el enfoque es útil para determinar el conjunto específico de competencias que se requieren en una ocupación para calificarla como esencial para la transición verde, como por ejemplo un ingeniero solar, ayudando a garantizar que los trabajadores estén equipados con los conocimientos necesarios para apoyar el cambio a una economía baja en carbono. A su vez, esto fomentaría programas de educación y formación, permitiendo una alineación más eficiente entre las necesidades del mercado laboral y la creciente demanda de competencias verdes.
Finalmente, aunque existen enfoques alternativos como el de Eurostat, también son limitados y aún poco desarrollados para análisis comparativos internacionales. En este contexto, el Centro Común de Investigación de la Comisión está investigando métodos alternativos para evaluar mejor los efectos laborales de la transición ecológica.