La investigación publicada por The Oxford Institute for Energy Studies compila una serie de artículos que abordan los cambios profundos que sufrirán las redes energéticas en el contexto de la transición hacia una economía descarbonizada.
Los artículos recogidos en la investigación “The future of energy networks in a decarbonized world” muestran que alcanzar el objetivo de carbono cero neto a través de la electrificación significará que en 2050 la fuente de energía dominante en los sectores de transporte, doméstico y de servicios será la electricidad, mientras que el sector industrial estará dominado por una combinación de hidrógeno y electricidad. En este nuevo contexto, el patrón de utilización e inversión en las infraestructuras de redes de energía existentes cambiará significativamente.
De hecho, el informe apunta que las redes de electricidad serán las más afectadas por la transformación del sector energético debido a su papel en la descarbonización de gran cantidad de sectores. En particular, el informe recuerda que las redes eléctricas afrontarán nuevos retos como consecuencia del incremento de la variabilidad de la oferta y la demanda, junto con la penetración de los recursos energéticos distribuidos. Para dar solución a dichas problemáticas, las investigaciones resaltan la necesidad de una utilización más eficiente de los activos de red existentes, nuevas inversiones en redes y, en algunos casos, incluso nuevos diseños generales de redes y mercados de electricidad. En cuanto a las redes de gas, su futuro se prevé más incierto, de modo que será esencial comprender la mejor manera de diseñar, regular, integrar y operar las redes energéticas existentes y emergentes para reducir los costes y los desafíos de alcanzar los objetivos de descarbonización.
Otro de los aspectos claves de las futuras redes energéticas es la definición del marco regulatorio necesario para dotar de flexibilidad a las redes de distribución eléctrica. En este sentido, los autores afirman que, aunque las redes de distribución deberán ampliarse para cumplir los objetivos de descarbonización, la flexibilidad al alza de las redes puede ser utilizada para evitar inversiones innecesarias y hacer frente a la incertidumbre. Con el objetivo de establecer un marco normativo que permita dicha flexibilidad, los investigadores sugieren complementar los contratos de flexibilidad con tarifas de red que reflejen los costes asociados para que los agentes los internalicen en su toma de decisiones. Además, se argumenta que los contratos de flexibilidad deberían combinar la contratación obligatoria con la contratación voluntaria de flexibilidad. Finalmente, los autores defienden mantener una mente abierta respecto a la cuestión de la contratación a corto plazo frente a la contratación a largo plazo de servicios de flexibilidad.