El informe de la European Environment Agency (EEA) presenta el estado del agua en Europa y describe los desafíos generales que enfrenta la gestión hídrica.
Los ciudadanos, el medio ambiente y la economía de Europa dependen intrínsecamente del agua, pero actualmente no se puede garantizar la disponibilidad continua de agua suficiente y de buena calidad. Según el EEA, el 20 % del territorio europeo y el 30 % de su población experimentan estrés hídrico cada año, cifras que podrían aumentar con el cambio climático. Este estrés impacta los ecosistemas acuáticos y los servicios que estos ofrecen, afectando desde la agricultura hasta el abastecimiento urbano. Los efectos perjudiciales son inmediatos respecto a la seguridad alimentaria, afectando a las comunidades locales y los sectores económicos que más dependen de una naturaleza saludable. Frente a este contexto, la seguridad hídrica tiene el desafío de mejorar su resiliencia y garantizar un suministro sostenible de agua dulce para las personas y el medio ambiente. La gestión del riesgo de inundaciones de forma asequible y sostenible será cada vez más importante.
En 2021, solo el 37 % de las masas de agua superficiales de Europa alcanzaron un estado ecológico bueno o elevado, mientras que apenas el 29 % alcanzó un buen estado químico. Además, la mayoría de los hábitats y especies acuáticas protegidas de la Unión Europea se evalúan como de estado de conservación deficiente o malo.
Por otra parte, el informe señala que las aguas de Europa continúan afectadas por productos químicos, especialmente por la contaminación atmosférica procedente de la generación de energía a partir del carbón y la contaminación difusa de la agricultura. Los contaminantes de larga duración, como el mercurio, constituyen la principal causa del empeoramiento del estado químico del agua. Sin estos contaminantes de larga duración, un 80 % de las aguas superficiales podría alcanzar un buen estado químico. En el caso de las aguas subterráneas, que proporcionan dos tercios del agua potable de la Unión Europea, el 77 % está en buen estado químico, y el 91 % cumple con criterios de cantidad.
Para proteger el agua en Europa, el informe identifica los principales desafíos que enfrenta la gestión hídrica en el futuro: proteger y restaurar los ecosistemas acuáticos; lograr el objetivo de contaminación cero; y adaptarse a la escasez de agua y a los riesgos de sequía e inundaciones.
El artículo plantea que se deben tomar decisiones sobre las actividades dependientes del agua que se pueden mantener de forma sostenible, dónde y en qué condiciones. Asimismo, las herramientas para gestionar el uso del agua y equilibrar la demanda y la oferta son insuficientes para garantizar que quede suficiente agua en los ríos, lagos y aguas subterráneas para sostener los ecosistemas acuáticos y los usos posteriores. La seguridad hídrica para todos los ciudadanos europeos es un objetivo esencial para la gestión del agua.
Por último, el documento promueve la restauración de los ecosistemas acuáticos. Para ello la EEA sugiere que se preserve de manera efectiva y equitativa entre el 30 y el 50 % de las tierras, el agua dulce y los océanos de la Tierra. También advierte que para aprovechar las nuevas oportunidades de recuperación de los ecosistemas de agua dulce y la biodiversidad será necesario evaluar y considerar adecuadamente las necesidades específicas de restauración de los hábitats y las especies acuáticas, abordar los problemas de conectividad y enfrentar nuevos desafíos, como los contaminantes químicos emergentes y el cambio climático. Finalmente, la Agencia resalta que las soluciones basadas en la naturaleza que favorezcan la retención y purificación del agua en el paisaje y el suelo no solo ayudarán a restaurar el ciclo del agua, sino que también beneficiarán a la biodiversidad y a la mitigación del cambio climático.