El estudio, publicado por el Oxford Institute for Energy Studies examina las nuevas medidas legislativas de emergencia adoptadas a nivel europeo, con el fin de hacer frente a los desequilibrios sufridos por el mercado gasístico.
Los autores del informe “Assessing the role and magnitude of different flexibility measures and assets in distribution and transmission Grids” analizan también cómo estas medidas pueden influir en el camino de lograr el objetivo de emisiones cero para el año 2050.
Ponen de manifiesto que, a pesar de que las actividades legislativas relativas a las medidas de emergencia contra la crisis energética han tenido un impacto negativo en el calendario de adopción de la legislación para la aplicación del Pacto Verde Europa, esto no pone en peligro la adopción y aplicación oportunas de todas las medidas del “Fit for 55“.
Los autores resaltan que, aunque existe un entendimiento generalizado entre los mandatarios europeos sobre que los retos geopolíticos y económicos recientes no deben desviar la atención de los desafíos climáticos, parece poco probable que se cumplan los objetivos incrementados para 2030 en materia de transición energética. Unos objetivos excesivamente optimistas, sumados a la crisis energética y las medidas adoptadas tanto a nivel nacional como europeo, han hecho aún más difícil creer que la consecución de los nuevos objetivos para 2030 sea un resultado realista.
La investigación destaca que las medidas y mecanismos de emergencia (reducción de la demanda, mecanismo de corrección del mercado, agregación de la demanda y plataforma conjunta de compra de gas) constituyen una intervención pública directa en el funcionamiento del mercado del gas. No obstante, no suponen un desafío para el mercado liberalizado del gas, debido a que la base jurídica de estas intervenciones solo permite intervenciones limitadas en el tiempo y en situaciones de emergencia graves.
El estudio pone de relieve que el verdadero peligro para los mercados energéticos liberalizados procede de la competencia mundial. En especial en las cuestiones como la industria, las tecnologías verdes y el clima ya que son una pieza clave en la rivalidad geoestratégica general entre países.