La eficiencia energética está reconocida por parte de todos como uno de los principales instrumentos contra el cambio climático al tiempo que favorece el aumento de la competitividad industrial, existiendo diferentes vías a través de las cuáles las diferentes iniciativas de promoción de la eficiencia energética redundan en la capacidad potencial de crecimiento económico. Precisamente, en este sentido el presente trabajo del Banco Mundial examina la relación causal entre eficiencia energética y crecimiento económico a través de un análisis para 56 países en el período comprendido entre 1978 y 2012.
Sin lugar a dudas, la eficiencia energética está llamado a ocupar un papel protagonista en el proceso de transición energética, exigiendo de actuaciones decididas desde la esfera pública a través de la definición e implementación de políticas efectivas de promoción de la eficiencia energética que incidan sobre ámbitos tan relevantes como la innovación y el desarrollo tecnológico, la creación de nueva demanda y de nuevo mercado o la reducción del gasto energético del sector público, entre otros muchos.
El presente trabajo del Banco Mundial, uno de los primeros en analizar el impacto de la eficiencia energética a nivel macroeconómico, utiliza la intensidad energética (energía por unidad de producto) como unidad de medida con datos disponibles para 56 países en el periodo 1978-2012. Para discernir el verdadero efecto de la eficiencia energética en el crecimiento separa el componente estructural, así como el impacto de los precios de la energía. El principal resultado que aporta es una relación causal entre precios de la energía más elevados e intensidad energética (menos energía necesaria por unidad de producto). Este hecho viene a corroborar la intuición de que mayores precios de la energía fomentan la inversión en eficiencia energética. Lo que resulta más interesante es que se encuentre una causalidad bidireccional entre crecimiento económico e intensidad energética lo que significa que en el largo plazo la promoción de la eficiencia energética favorece el crecimiento económico.